Claves para evitar accidentes en el agua

Noticias de Ciencia/Salud: Domingo 13 de diciembre de 2009 Publicado en edición impresa
Para disfrutar sin riesgo de las piletas y los deportes acuáticos
Pediatras elaboraron un documento para prevenir el ahogamiento, que es la segunda causa de muerte en menores de 15 años
Fabiola Czubaj
LA NACION
El calor ya invita a zambullirse en la pileta o a preparar el kayak o la moto acuática para disfrutar del río o del mar. Por eso es muy oportuno tomar algunas precauciones con los chicos y los adolescentes para evitar los accidentes.
Pero ¿cuál es el mejor chaleco salvavidas? ¿Hay que usar casco para andar en moto de agua? ¿Sirve la matronatación para aprender a nadar? ¿Cuándo se considera segura una pileta? ¿Conviene zambullirse en un espejo de agua? ¿Cuándo es seguro llevar un bebe a bordo?
Las respuestas, elaboradas por un grupo de pediatras especializados en prevención de accidentes, ayudan a evitar el ahogamiento, la segunda causa de muerte en los menores de 15 años. "La «noción del peligro», que es un conjunto de percepciones y aprendizajes que resguardan la integridad física, se adquiere a alrededor de los 4 años", precisan los autores del Consenso Nacional de Prevención del Ahogamiento de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Esa es la mejor edad para empezar con las clases de natación, que suelen ser más efectivas cuando están a cargo de un profesor y no de un familiar. El contacto previo con el agua, como ocurre con la matronatación, "sirve para que el chico tome confianza con el agua y que aprenda a disfrutar y a respetar el agua, pero no para que aprenda a nadar ni a mantenerse a flote; además, puede generar en los padres una falsa sensación de seguridad. Con la primera bocanada de agua que traga un chico, ya no puede gritar ni pedir ayuda", explicó el doctor Carlos Nasta, presidente de la Subcomisión de Prevención de Accidentes de la SAP y redactor del documento.
Junto con él, 38 pediatras revisaron todas las normas nacionales e internacionales para prevenir los factores de riesgo asociados con las actividades en el agua de chicos y de adolescentes. El trabajo reveló una gran desorganización de esas normas. "Existe una gran desinformación y una gran dispersión de la información, que también es ambigua, contradictoria o deformada. Esto es apenas un puntapié fundacional a un documento serio y ordenado."
El chaleco, incluido para los menores de 4 años, se debe comprar según el peso y no la edad de los chicos. Debe mantenerlos a flote, con la cabeza fuera del agua; tener una abertura en el frente, con tres broches de seguridad como mínimo y una correa no extensible, que una la parte delantera y trasera por la ingle con un broche.
Los expertos desaconsejan el uso de brazaletes inflables, colchonetas, cámaras de automóvil o los salvavidas anulares clásicos de las embarcaciones porque "no ofrecen ninguna garantía", ni siquiera en una pileta segura.
En los arroyos, los ríos, las lagunas o el mar, la turbidez, los pozos de agua y la contracorriente actúan como "trampas" para los chicos, ya que facilitan el desplazamiento del cuerpo al sumergirse e impiden reconocer rápidamente signos de agotamiento. Para ingresar en un espejo de aguas oscuras, recién a partir de los 8 o 10 años, un chico debe hacerlo caminado lentamente y de la mano de un adulto. La primera inmersión es conveniente hacerla con zapatillas livianas para evitar lesiones.

Edades adecuadas para navegar
El consenso recomienda no llevar a pequeños de hasta 2 años a bordo de embarcaciones de remo (kayaks, canoas, piraguas o botes), con motor fuera de borda (gomones, motos de agua o lanchas pescadoras) o con velas. A partir de los 2 años, pueden hacerlo, pero con chaleco y junto con un adulto que sepa nadar.
El uso del optimist está permitido a partir de los 8 años, con vigilancia; el kayak y la piragua, desde los 10 años con curso de entrenamiento y chaleco; las motos de agua, a partir de los 16 años, a baja velocidad y con el chaleco puesto. "El uso del casco es polémico -se lee en el documento, que se puede conseguir en la SAP-. Sus ventajas ante un vuelco en el agua son obvias. Su desventaja sería la sofocación por la correa de seguridad y el ahogamiento al llenarse de agua."
Siempre, los expertos recomiendan que el responsable de supervisar las actividades en el agua no se distraiga, tenga visión directa de los chicos y conozca las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), que evitan la muerte inminente.

CHICOS ROCIADOS CON PESTICIDAS TRABAJAN COMO BANDERAS HUMANAS.

Quien sabe que se comete un crimen y no lo denuncia es un cómplice

José Martí

El 'mosquito' es una máquina que vuela bajo y 'riega' una nube de plaguicida.

'A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza'.
Gentileza de Arturo Avellaneda arturavellaneda@ msn.com


LOS NIÑOS FUMIGADOS DE LA SOJA

Argentina / Norte de la provincia de Santa Fe

Diario La Capital

Las Petacas, Santa Fe, 29 septiembre 2006

El viejo territorio de La Forestal, la empresa inglesa que arrasó con el quebracho colorado, embolsó millones de libras esterlinas en ganancias, convirtió bosques en desiertos, abandonó decenas de pueblos en el agujero negro de la desocupación y gozó de la complicidad de administraciones nacionales, provinciales y regionales durante más de ochenta años.
Las Petacas se llama el exacto escenario del segundo estado argentino donde los pibes son usados como señales para fumigar.
Chicos que serán rociados con herbicidas y pesticidas mientras trabajan como postes, como banderas humanas y luego serán reemplazados por otros.
'Primero se comienza a fumigar en las esquinas, lo que se llama 'esquinero'.
Después, hay que contar 24 pasos hacia un costado desde el último lugar donde pasó el 'mosquito', desde el punto del medio de la máquina y pararse allí', dice uno de los pibes entre los catorce y dieciséis años de edad.
El 'mosquito' es una máquina que vuela bajo y 'riega' una nube de plaguicida.
Para que el conductor sepa dónde tiene que fumigar, los productores agropecuarios de la zona encontraron una solución económica: chicos de menos de 16 años, se paran con una bandera en el sitio a fumigar..
Los rocían con 'Randap' y a veces '2-4 D' (herbicidas usados sobre todo para cultivar soja). También tiran insecticidas y mata yuyos.
Tienen un olor fuertísimo.

'A veces también ayudamos a cargar el tanque. Cuando hay viento en contra nos da la nube y nos moja toda la cara', describe el niño señal, el pibe que será contaminado, el número que apenas alguien tendrá en cuenta para un módico presupuesto de inversiones en el norte santafesino.
No hay protección de ningún tipo.
Y cuando señalan el campo para que pase el mosquito cobran entre veinte y veinticinco centavos la hectárea y cincuenta centavos cuando el plaguicida se esparce desde un tractor que 'va más lerdo', dice uno de los chicos.
'Con el 'mosquito' hacen 100 o 150 hectáreas por día. Se trabaja con dos banderilleros, uno para la ida y otro para la vuelta. Trabajamos desde que sale el sol hasta la nochecita. A veces nos dan de comer ahí y otras nos traen a casa, depende del productor', agregan los entrevistados.
Uno de los chicos dice que sabe que esos líquidos le puede hacer mal: 'Que tengamos cáncer', ejemplifica. 'Hace tres o cuatro años que trabajamos en esto. En los tiempos de calor hay que aguantárselo al rayo del sol y encima el olor de ese líquido te revienta la cabeza.
A veces me agarra dolor de cabeza en el medio del campo. Yo siempre llevo remera con cuello alto para taparme la cara y la cabeza', dicen las voces de los pibes envenenados.
-Nos buscan dos productores.
Cada uno tiene su gente, pero algunos no porque usan banderillero satelital.
Hacemos un descanso al mediodía y caminamos 200 hectáreas por día.
No nos cansamos mucho porque estamos acostumbrados.
A mí me dolía la cabeza y temblaba todo. Fui al médico y me dijo que era por el trabajo que hacía, que estaba enfermo por eso', remarcan los niños.
El padre de los pibes ya no puede acompañar a sus hijos. No soporta más las hinchazones del estómago, contó. 'No tenemos otra opción. Necesitamos hacer cualquier trabajo', dice el papá cuando intenta explicar por qué sus hijos se exponen a semejante asesinato en etapas.
La Agrupación de Vecinos Autoconvocados de Las Petacas y la Fundación para la Defensa del Ambiente habían emplazado al presidente comunal Miguel Ángel Battistelli para que elabore un programa de erradicación de actividades contaminantes relacionadas con las explotaciones agropecuarias y el uso de agroquímicos.
No hubo avances.
Los pibes siguen de banderas.
Es en Las Petacas, norte profundo santafesino, donde todavía siguen vivas las garras de los continuadores de La Forestal.
Fuente: Diario La Capital, Rosario, Argentina

jueves, 17 de febrero de 2011

La psicología de la salud sobre el fenómeno del embarazo en la adolescencia.

9/feb/2009 · INTERPSIQUIS. -1; (2009)

Autor-es: Alanna de Medeiros Pinheiro¹; Eliane Bezerra Lima de Medeiros¹; Ellidja Evelyn de Sousa Barbalho¹; Lúcia Maria de Oliveira Santos¹; Maria Adrielle Pereira Fonseca da Silva¹; Eulália Maria Chaves Maia². 1. Graduandos em Psicologia da Universidade Federal do Rio Grande do Norte (UFRN);

2. Orientadora deste artigo e professora do Departamento de Psicologia da Universidade Federal do Rio Grande do Norte (UFRN)

Departamento de Psicologia da Universidade Federal do Rio Grande do Norte (UFRN)

Palabras claves: Psicología de la Salud, Embarazo, Adolescencia, Desarrollo infantil, Actuación profesional.

Keywords: Health psychology, Pregnancy during adolescence, Child development, Psychologist practice.)

página 1

Resumen
Durante el período de la adolescencia (entendió entre 12 y 18 años incompleto) hay una inmadurez fisiológico, cognoscitivo y emocional. Este trabajo busca lograr una revisión bibliográfica acerca del tema del embarazo en la adolescencia que era reunido por los recursos electrónicos en dos bases de asistencia en línea de los datos que es ellos: LILAC\'S y SCIELO. Con la intención de realmente descubrir la bibliografía consultada trae elementos que combinan con la realidad local, nosotros limitamos un estudio en la comunidad Jardim Planalto periférico en el distrito municipal de Parnamirim (RN), dónde logramos cinco entrevistas semi-estructuradas, con las madres del adolescente, escogido sin el orden definido. Verificamos, a través de lo que se observó en la práctica y en el género investigado que, aunque hay una singularidad relativa a cada juvenil y su historia de vida, algunas características que apelan en el uno esa tangencia el fenómeno observado se muestran, entre ellos puede mencionar: le falta de espacio para dialogar en la sexualidad y las perspectivas bajas para el futuro profesional y el abandono de la escuela, mientras empeorando el aislamiento social debido a las responsabilidades de la maternidad. Acerca de la actuación del profesional de los psicólogos en el equipo de salud, encaja para promover una intervención para abrazar a la familia entera, porque es indispensable saber la dinámica, fes y formularios de adaptación de esto, con el propósito de mejorar las capacidades de la madre juvenil, como el conserje principal del niño.

Introdução
A adolescência se configura como uma fase de intensas transformações de cunho sociais, psicológicas e físicas que põe o indivíduo numa situação nova, a saber, numa crise vital, chamada de crise normativa, inerente ao desenvolvimento evolutivo humano marcado por um processo natural de organização das estruturas do indivíduo.
A adolescência corresponde ao período da vida entre os 12 e 18 anos, segundo a Constituição Brasileira e o ECA – Estatuto da Criança e do Adolescente¹, no qual ocorrem profundas mudanças, nos três níveis de constituição do sujeito: o bio, o psico e o social. Este período do desenvolvimento humano é marcado principalmente por crescimento rápido, surgimento das características sexuais secundárias, conscientização da sexualidade, estruturação da personalidade, adaptação ambiental e integração social.
Durante esse período ocorre a formação da identidade; o desenvolvimento físico, sexual e espiritual; a elaboração de projetos futuros; a construção da auto-estima e a capacidade de pensamento abstrato; entre outros. São essas novas características, que, por vezes, são percebidas como grandes fardos para o jovem, já que este está vivenciando um período repleto de situações desestabilizadoras, as quais podem direcionar a vida do adolescente para rumos que trazem inevitáveis conseqüências. Dependendo da intensidade destas, podem provocar marcas que acompanharão o adolescente por toda vida.
Nesta nova etapa, que exige do adolescente uma nova responsabilização sobre as suas escolhas, seu modo de se perceber no mundo passa a depender de diversas variáveis, tais como: condições socioeconômicas e culturais; além da estrutura e modelo familiar em que o indivíduo cresce e da formação educacional existente, que podem influenciar os mais diversos processos pelos quais passam esses indivíduos, contribuindo, assim, negativamente ou positivamente para o desenvolvimento vital. Fica evidente, pois, que tanto fatores biológicos como sociais e psicológicos estão envolvidos na dinâmica da formação humana, especificamente, do adolescente.
Em décadas passadas é notório que as mulheres engravidavam mais cedo, sendo assim, cabe uma reflexão do por que da gravidez de jovens adolescentes está demandando tanta atenção das ciências humanas e da saúde, na atualidade. O fato é que a condição estrutural da sociedade brasileira na atualidade vem passando por mudanças contextuais, no que se refere, por exemplo, à inserção da mulher no mercado de trabalho e as implicações neste novo contexto de uma gravidez precoce.
A mãe adolescente, muitas vezes num contexto de privação de estrutura sócio-econômica adequada, ao ter uma criança e ser obrigada a se responsabilizar por ela, enquanto cuidadora principal acaba por aprofundar suas carências, à medida que, se afasta ainda mais da escola. Tal fato, a coloca num lugar de marginalização dentro de uma sociedade que preza pelo nível intelectual e tecnológico.
Cabe-nos ainda refletir sobre a capacidade cognitiva e emocional desta adolescente para a recepção de uma criança que dela dependerá totalmente. Trata-se de uma situação bastante delicada, em que a capacidade de se colocar no lugar do outro (empatia) se encontra em desenvolvimento e pode ser agravada pela ausência de apoio familiar ou da figura paterna. Essa singularidade pode ser explicada pelo atrelamento de duas crises no desenvolvimento: a primeira de caráter normativo (a própria adolescência) e a segunda mais específica: a situacional (uma gravidez num momento inesperado, para esta faixa etária específica).
No tocante a capacidade reprodutiva, sabe-se que é nesta fase que os jovens alcançam a maturidade sexual, e que, portanto, tornam-se capazes de reproduzir, iniciando assim, seu processo de sexualidade². Contudo, muitas vezes, se deparam com a falta de informações sobre o tema. Estas informações deveriam ser disponibilizadas para o jovem, não só no seio da sua família (com diálogos abertos entre pais e filhos), mas também na escola; o que faria com que este sujeito pudesse obter escolhas, de modo mais consciente e responsável, no que concerne a expressão da sua sexualidade.
A dificuldade no acesso às informações, no entanto, expõe esses jovens a diversos perigos, inviabilizando a preparação para lidar e compreender sua sexualidade a aceitação das suas mudanças corporais e dos seus novos interesses e desejos (bem como, aos do seu parceiro). Por conseguinte, fica comprometido o comportamento de prevenção, já que não se tem uma avaliação crítica solidificada. Uma das possíveis consequências, deste quadro de negligenciamento, é a gravidez na adolescência - à qual acarreta uma série de limitações decorrentes das novas responsabilidades a serem assumidas.
No Brasil, as estimativas são de um milhão de adolescentes dando a luz a cada ano; o que corresponde a 20% do total de nascidos vivos. Outro dado, que se faz notar, é que, a cada década cresce o número de adolescentes que dão à luz cada vez mais jovens. Elas têm sido consideradas um grupo de risco: vulneráveis a problemas de saúde para si e seus conceptos, devido à imaturidade física³.
Portanto, a complexidade característica da gravidez precoce mediante a passagem da adolescente por etapas importantes e decisivas em sua vida, do ponto de vista do desenvolvimento, faz com que a gestação tome forma de uma experiência emocionalmente difícil. Nesse sentido, para muitos autores, é considerado um risco social e um grave problema de saúde pública².
Este estudo visou trazer um panorama geral acerca do fenômeno multifacetado da gravidez na adolescência, notadamente, por sua magnitude e amplitude retratadas em diversos levantamentos de dados estatísticos; além de confrontar os relatos individuais das nossas entrevistas em campo com a revisão bibliográfica, baseada numa análise de conteúdo. Sendo assim, criando um espaço de reflexão, sobre o qual se fez oportuno o pensar crítico acerca de possíveis intervenções da equipe de saúde, notadamente do psicólogo, junto ao grupo de risco pesquisado.
Método
Trata-se de um estudo qualitativo que utilizou entrevista semi-estruturada como instrumento de coleta dos dados. Foram entrevistadas 05 mães que engravidaram com idades entre os 14 e 17 anos, residentes no bairro Jardim Planalto no município de Parnamirim/RN. Sendo que, duas delas não se encontravam mais na adolescência e três já haviam tido outras gestações o que nos possibilitou um quadro com variabilidade de posicionamentos e sentimentos frente ao fenômeno da gravidez adolescente, indo ao encontro do seu principal objetivo proposto.

As entrevistas foram transcritas e, posteriormente, foi feita a análise temática destas com o auxílio de referenciais teóricos acerca das possíveis repercussões da gravidez adolescente, a nível biológico, afetivo, psicológico e social.

A partir da revisão constatamos que, de maneira geral, a literatura aponta quatro grandes áreas de discussão concernentes ao fenômeno da gravidez na adolescência, são elas: "Riscos para a mãe e para o bebê"; "O contexto familiar no fenômeno da gravidez na adolescência"; "Consequências psicológicas e sociais"; "Atuação da psicologia da saúde no fenômeno da gravidez adolescente". Desta forma, para este trabalho consideramos estas áreas, de forma a identificar nos discursos das adolescentes os dados apontados pela revisão da bibliografia pesquisada.
Resultados e discussões
1. Riscos para a mãe e para o bebê

A adolescência como um período peculiar do desenvolvimento humano, marcado pelo conflito que leva o adolescente a elaborar sua identidade na fase de transição entre a infância e a idade adulta, é um período de busca da auto-afirmação, tendo como fator importante desse processo o despertar da sexualidade, que pode levá-lo, quando não está bem orientado, a conseqüências não desejadas, como uma gravidez não planejada¹.
Na maioria dos casos, a gravidez nessa fase é vista como algo negativo em todos os aspectos do desenvolvimento da jovem mãe, sejam eles fisiológicos, cognitivos e emocionais. No entanto, vale ressaltar que há um bom número de adolescentes que a desejam, pois seus planos, na verdade, são de constituir uma família e experimentar a maternidade, pois, ao contrário do ideal de futuro que é idealizado para a maioria das pessoas, tais adolescentes vêem na construção de uma família seu projeto de futuro. Isso significa que o fenômeno é fortemente delineado pela singularidade da mãe e por fatores externos que influenciam em sua tomada de decisão. Como afirma Lyra4, os adolescentes expressam desejos, necessidades e anseios que merecem ser ouvidos, implicando em considerá-los como atores sociais que devem e podem participar da construção de seu destino humano e da sociedade.
Entretanto, a gestação na adolescência, seja ela planejada ou não, pode trazer sérios riscos para a saúde da mãe e do bebê, principalmente se à jovem está inserida num contexto de vulnerabilidade sócio-econômica, tendo em vista que, a idade da mãe em si, não é o fator de risco por excelência. Como afirmam Vieira, Bicalho, Silva & Filho 5:344 , “a gestação no início da vida reprodutiva pode exercer efeito protetor sobre o crescimento intra-uterino”, isso nos indica que, cabe atentarmos especialmente para as condições a que ela está submetida e seus atos.
Considerando o contexto em que tais adolescentes estão inseridas, os fatores mais freqüentes que desencadeiam complicações para a saúde da gestante e de seu filho são: desnutrição antes e durante a gravidez, o uso de drogas ilícitas, pobreza, baixo nível educacional e falta de informação.
Especula-se também o fato de que a jovem mãe, com seu corpo ainda imaturo e em desenvolvimento, pode concorrer com o feto por nutrientes6 .
Assim, observa-se que são inúmeras as discussões para identificar os fatores que contribuem para uma gravidez de risco na adolescência. Contudo, sabe-se, que se a gestante procurar atendimento pré-natal regularmente os riscos citados podem ser controlados. Somando-se a isso, temos também o contexto de vida da adolescente o qual não pode estar permeado por fatores sócio-econômicos que a expõe a uma situação de vulnerabilidade durante a gestação e após o parto5.
Todavia, as pesquisas apontam para uma baixa freqüência das jovens gestantes aos serviços de assistência pré-natal, o que pode ser explicado por diversos fatores, como: negação da gravidez, falta de informações e até mesmo medo de serem pressionadas a abortar7 . A ausência de conhecimento sobre o próprio corpo, como um dos fatores que adiam a procura por serviços de atendimento pré-natal, é exemplificada na fala de uma de nossas entrevistadas: S.M.R. (engravidou aos 17anos): [...] “Eu só fui acreditar que estava grávida no terceiro mês. Nunca tive orientação sobre esses assuntos”.
Diante de todo esse quadro que agrava os riscos para a saúde, temos as principais complicações que podem afetar a jovem gestante, que são: anemia, síndromes hipertensivas (pré-eclampsia e eclampsia) – que muitas vezes é a causa de haver necessidade de partos cesarianos – seu estado nutricional comprometido, infecções durante a gravidez, disfunções uterinas, desproporção céfalo-pélvica, problemas decorrentes de abortos provocados sem assistência adequada e complicações no parto (lesão no canal do parto e hemorragias) 5-8 .
Somados a esses fatores de risco encontramos como possíveis conseqüências a depressão (sobretudo a pós-parto) e sentimentos de ansiedade decorrente do medo do parto, de não saber cuidar da criança ou dela não nascer bem e do receio no que diz respeito à troca de papéis. Porém, tal insegurança em relação a essa troca de papéis (a jovem deixará de ser filha e passará a ser mãe) não tem fundamento na realidade, pois muitas jovens já tiveram experiências em cuidar de crianças – as quais muitas vezes são seus próprios irmãos – e se saíram bem nesta tarefa7,9: C.F.G, relata sua vivência ao cuidar de seus filhos: “ [...] Eu não tive dificuldades para cuidar deles (filhos) porque já havia cuidado de meus irmãos”[...].
A depressão que pode ocorrer nesses casos, geralmente decorre do fato da gravidez não ser planejada, de haver parto prematuro ou envolvendo grandes riscos, além de dificuldades ao amamentar, problemas de saúde da criança, falta de apoio do pai da criança ou de familiar significativo e enfrentamento de adversidades sócio-econômicas10 .
Por vezes, a jovem ao apresentar sintomas depressivos ou mesmo por imaturidade cognitiva é menos responsiva para com seu filho, seja por estar experimentando uma fase melancólica, seja por ainda não compreender que as necessidades do outro, no caso do seu filho, agora irão se sobrepor às suas. Tal atitude pode desencadear na formação de vínculos fracos entre a mãe e a criança, agravando os riscos para o bebê, o qual terá maior probabilidade de no futuro, apresentar atraso em seu desenvolvimento cognitivo e problemas comportamentais e emocionais 5,10 .
Nesse contexto de fatores que põe em risco a saúde da mãe, não podemos deixar de citar quais as complicações que podem ocorrer para a saúde do bebê. De acordo com a literatura consultada, durante a gestação na adolescência o feto está mais exposto a parto prematuro, má formação, morte intra-uterina, sofrimento fetal durante o parto e epilepsia e, principalmente, a apresentar baixo peso ou peso insuficiente ao nascer, se comparado a filhos de mães adultas. O fato de o bebê nascer com deficiências em seu peso pode acarretar uma maior probabilidade da criança morrer no primeiro ano de vida, devido ao alto índice de desnutrição – que está relacionada a fatores sócio-econômicos – e a maior propensão a doenças diarréicas e/ou respiratórias e infecções. No caso da criança sobreviver, há grande chances dela apresentar deficiências em seu crescimento5-8.
Contudo, alguns estudos realizados11 vão de encontro a tais informações, pois esses autores não encontraram associação entre altos índices de partos prematuros e gravidez na adolescência, visto que os resultados referentes à duração da gestação mostraram que as crianças nascidas com menos de 37 semanas apresentaram resultados semelhantes para as mães de todas as idades. Bem como, não foi fator de risco para baixo peso de nascimento.
Vieira, Bicalho, Silva & Filho5 também admitiram que, o desenvolvimento do bebê é de caráter multifatorial e que tão somente a idade materna não pode ser a responsável para explicar os possíveis comprometimentos ocorridos com o bebê, embora filhos de mães adolescentes demandam maior atenção por parte da equipe de saúde.
O relato de C.F.G, hoje com 34 anos, nos permite inferir sobre os possíveis riscos que envolvem a saúde da mãe e da criança.
“Engravidei com 15, então fazia um ano e alguma coisa que havia menstruado. Aí por esse motivo o médico achou que devido à gravidez na adolescência trouxe anomalias, então teve má formação de células... aí perdi o bebê que estava com seis meses... era uma menina e já estava toda formadinha, mas não resistiu devido à má formação de células, o médico falou que se nascesse ou morreria ou viveria em cima de uma cama pro resta da vida [...]”.
Com base nos relatos das jovens mães entrevistadas e com alguns levantamentos de bibliografia, que permeiam a base teórica de sustentação do nosso trabalho, podemos verificar que pode haver certo comprometimento do desenvolvimento normal do bebê, numa gravidez situada durante o período da adolescência. Para tanto, é importante mencionar que os fatores de imaturidade fisiológica não são unânimes, considerando, sobretudo a inserção da jovem num contexto de vulnerabilidade sócio-econômica e emocional (situação que, vem a tornar a gestação mais exposta a complicações passíveis de comprometer a saúde física e psicológica da mãe e da criança).
2. Percebendo o contexto familiar no fenômeno da gravidez na adolescência

No sentido de uma compreensão ampla do fenômeno da gravidez na adolescência, e assim, entender a sua dinâmica inter-relacional, faz necessário demonstrar como esse fato se configura no ambiente familiar. Levando em consideração o conjunto de práticas, valores e crenças desenvolvidas nesse seio e as possíveis configurações dos projetos de vida, elaborados e planejados pela própria família, que por ora precisam ser repensados e/ou modificados. Para tanto é imprescindível entrar em contato com a possibilidade do surgimento de alguns conflitos e uma gama de anseios que norteiam as relações entre a adolescente e seus parentes mais próximos, a partir da notícia da chegada de um novo membro
Reconhece-se, pois, quão importante é a família nesse contexto e que há um processo de mudanças das mais diversas ordens enfrentado pela adolescente, sendo aquela a estrutura sólida e balizadora desta, tendo em vista que toda criança e adolescente são pessoas humanas em processo de desenvolvimento (Estatuto da Criança e do Adolescente – ECA, 1990)12. Para tanto necessitam encontrar na família o seu sustentáculo e segurança. Na adolescência, o indivíduo ainda não possui capacidade para racionalizar as conseqüências futuras, decorrente do seu comportamento sexual, deparando-se freqüentemente com situações de risco, como gravidez não planejada ou indesejada13 .
Sabroza, Leal, Souza Jr & Gama14, investigaram o impacto nas gestantes adolescentes quanto a uma reação negativa da família diante da notícia e constataram que essas jovens apresentaram um significativo índice de autovalorização negativa e poucas expectativas para o futuro.
Vieira, Bicalho, Silva & Filho5 , levanta pontos importantes nesse sentido afirmando que um bom suporte familiar é visto como um fator importante na evolução de uma gravidez satisfatória para a mãe, e posteriormente, para o desenvolvimento e crescimento do bebê, já que é uma entidade social básica e se configura como fator de proteção. Assim, a gravidez nesta fase, nem sempre é vista como um risco para a mãe ou o bebê, principalmente, quando recebe apoio familiar, especificamente da avó materna e do pai da criança.
Ainda em outros estudos desenvolvidos3, grande parte das famílias relatou mudanças positivas na dinâmica familiar as quais contribuíram para um melhor relacionamento com a jovem na ocorrência da gravidez. Porém, vale frisar que neste contexto a gravidez não era vista como um problema e sim como uma realização de projeto de vida. Portanto, cabe retomar que a forma como a família perceberá o fato dependerá de uma gama de fatores que envolvem crenças, valores e práticas na dinâmica familiar.
A literatura aponta a significativa relevância do pai do concepto, durante o período de gestação, acompanhado-a nos serviços de saúde ofertados, para realização e continuidade do período do pré-natal. A ausência do pai acarreta várias conseqüências para uma evolução saudável na gravidez, pois diante deste fato, as gestantes apresentam baixa freqüência ao pré-natal, causando assim, riscos a mãe e para ao bebê11. Na ausência do companheiro é sugerido o acompanhamento de um membro significativo, a fim de reduzir o número de interrupção do tratamento e possibilitar uma gravidez mais saudável e prazerosa15 . Embora se perceba a importância dessa presença paterna, tendo em vista que a gravidez pressupõe envolvimento entre parceiros, a literatura disponível em torno do pai do novo concepto ainda é precária. Neste sentido, chama a atenção a literatura acerca desta temática contemplar o universo feminino da maternagem em detrimento da paternidade masculina16.A partir das entrevistas realizadas, concomitantemente com a literatura pesquisada, alguns sentimentos foram suscitados, diante da realidade da gravidez em jovens adolescentes; subdividimos-os em sete categorias como podemos ver abaixo:

1. Choque pela notícia:
C.F.G (engravidou com 15 anos): “[...]Fiquei muito abalada, não imaginava ficar grávida logo... Assim que perdi a virgindade engravidei [...]”;

2. Impotência quanto à prevenção da gravidez:
Aponta-se também a impotência sentida pelos pais das adolescentes, ao perceberem que nada podem fazer, diante da situação inesperada.
S.M.R (engravidou aos 17 anos): “[...] Eu nunca perguntei a ninguém algo sobre sexo... eu quis descobrir por mim mesma. Mas aí... Resultou na gravidez [...]”, “Eu não tinha acesso a muitas informações [...].”;

3. Sentimentos de abandono, revolta e aceitação do inevitável:
Nesta fala, fica clara a dificuldade de apoio da adolescente, no tocante a rede social, a qual é circunscrita, muitas vezes, de preconceitos e convencionalismos. Não podendo contar com o apoio de amigos ou vizinhos, sentem-se envergonhadas, culpadas e têm dúvidas quanto ao seu futuro e ao do seu filho13 .
C.F.G: “[...]Alguns se afastaram de mim, imaginava até que eles pensavam que eu estava com alguma doença contagiosa... Eu ouvia muitas mães pedirem para suas filhas não andarem mais comigo! Foi horrível perder meus amigos [...]”.

4. Interrupção dos projetos de vida profissional
S.M.R: “[...]tive que parar os estudos e adiar os meus planos, porque agora tinha alguém que dependia de mim”; “desejava fazer faculdade, mas parei no segundo grau[...]”.

5. Constrangimento dos pais
Estes se dão em virtude dos comentários depreciativos realizados pelos membros da comunidade e a vergonha de ter uma filha que acaba não sendo mais um “exemplo” dos padrões estabelecidos socialmente. Sendo, muitas vezes, esses motivos, responsáveis por algumas posturas incoerentes da família durante e após o período gestacional da jovem: inicialmente sente-se impotente diante do ocorrido, em seguida pode oferecer cuidado e suporte a mãe.
Assim, as reações da família diante da adolescente grávida tendem a ser paradoxais, ou seja, sendo comum a sobreposição dos sentimentos. No início, a rejeição à gravidez e o constrangimento podem levar a família a tomar atitudes radicais, tais como, expulsar a adolescente de casa, induzir ou forçar o aborto e impor responsabilidades, exigindo o casamento ou a união estável e a assunção da maternidade17 .
C.F.G “[...]No início foi um choque para todos... Mas depois passei a ser mais cuidada, recebi atenção[...]”

6. Alegria com os presentes recebidos:
L.S.S (engravidou com 16anos) “[...] Para se ter idéia ganhei dois enxovais! Ela foi muito querida por ser a primeira criança da casa [...]”

7. Responsabilidade e maturidade diante da vida:
Ou seja, é possível a adequação dessas adolescentes para assumirem o compromisso e outras posturas diante da vida que pode suscitar nelas a assunção do lugar de mãe e as eventuais conseqüências que tal designação comporta.
C. F.G: “[...]A gente fica mais adulto, mais responsável... Um filho é uma benção... Muda a cabeça da gente [...]”.
Baseadas em experiências no próprio núcleo familiar em que ocorreu a gravidez nestas circunstâncias, as famílias, expressam não desejarem que isto ocorra entre seus parentes, já que com o ocorrido, os projetos da família para a jovem são interrompidos. Por isso, se sentem responsáveis por transmitir as informações necessárias para evitar o fato. O que, diante disso, culpam as próprias adolescentes quando isso acontece. Contudo, no decorrer do tempo em que a gravidez tornar-se difundida, passam a expressar sentimentos positivos quando diante do cumprimento, pela jovem, de condições pré-estabelecidas. O que traz para a mãe uma convivência familiar mais tranqüila e a espera do bebê, mais prazerosa.
Sendo importante também acrescentar que as famílias criam expectativas em relação aos papéis desempenhados pela jovem mãe, atentando para suas atitudes relacionadas com a gestação, com o pai da criança, o meio social, e, posteriormente, com os cuidados para com o bebê3 .
Outro agravante se atribui a maneira como os pais informam e orientam a jovem, no tocante a atividade sexual, demonstrando mais imposição do que diálogo, repassando insegurança e angústia em relação à temática. Forma-se, de certa maneira, um ciclo vicioso, uma vez que estes pais não foram, muitas vezes, orientados pelos seus progenitores. Assim, a orientação e conversa acabam sendo vazias e sem consistência.
Os relatos de jovens e mães sobre essa questão é o enfoque de uma sexualidade à flor da pele18. Para tanto, é nesse momento que a família teme a ultrapassagem dos limites entre o exercício sexual e a promiscuidade, haja vista a necessidade de impor limites e controles conforme as situações se apresentam. Assim, as ações praticadas pelos pais, as quais se configuram como “poder coercitivo”, tem forte relação com o desejo de um comportamento adequado visando o que para eles contribuirá para o bem dos filhos.
Nessa vertente, Carvalho19 aponta para o respeito que se deve ter para com as experiências individuais, troca de saberes e direito ao prazer, tendo em vista que cada um tem um modo particular de vivenciar suas experiências sexuais. Ressalta-se ainda que durante a fase da adolescência, não se modificam apenas aspectos fisiológicos, cognitivos e sociais, mas também explosão de sensações, desejos, prazer e de experimentar esse emaranhado de vontades. Assinala-se a devida importância em transmitir para eles o que fazer com todo esse desejo que invade o seu corpo, tornando-se, muitas vezes incontrolável.
Mesmo com tantas dificuldades enfrentadas pela adolescente nesse período, nota-se que a sua gravidez pode ser permeada de sentimentos positivos, geralmente isso ocorre quando há a presença de continuidade da relação com o pai da criança, realizando-se o matrimônio13. Além de ensejar mudanças no relacionamento familiar, que facilitem a prática do cuidado para com esse novo período vivenciado pela adolescente e seu concepto.
3. Conseqüências psicológicas e sociais

A adolescência é uma fase normativa do desenvolvimento humano que engloba uma gama de características peculiares inerentes a todo ser que alcança esta etapa da existência. Porém, ao se deparar com uma gravidez, a adolescente se vê dentro de uma crise situacional; a saber, caracterizada por um estado de gestação num período não comumente observável, o que vem a trazer um novo fator de estresse, a ser somado àquele já esperado pela transição que passa o jovem nesta fase específica do desenvolvimento humano. A forma como esse momento vai ser enfrentado depende de uma série de fatores que corroborarão para os rumos os quais se conduzirá à experiência e suas conseqüências psicológicas, sociais e na saúde da jovem adolescente e do seu bebê.
Atualmente, o conceito de juventude é algo bem diferente. Há algumas décadas passadas, engravidar antes dos 18 anos era visto de forma normal, pois, geralmente, nesta idade os jovens já estavam casados e as mulheres não desempenhavam um papel tão ativo no que concerne não somente a vida estudantil e, conseqüente, preparação profissional, como também, a inserção no mercado de trabalho e contribuição no orçamento familiar. A vida da mulher se resumia a cuidar do lar e das crianças, assim, não havia motivo para se encarar este fenômeno como um fator de risco ou de agrave social.
No contexto sócio-econômico e cultural em que vivemos as uniões conjugais foram adiadas e os planos almejados pela juventude – sem distinção de gênero - tangenciam a formação profissional e o seu tão sonhado sucesso, além de que, existem outras preocupações, já que a frase do momento é “aproveitar a vida”. Para Gonçalves & Knauth18: 628, “aproveitar a vida, em sua forma usual e corriqueira, significa inicialmente sair, namorar, ficar, divertir-se, paquerar, dançar e curtir.” Os jovens estão fugindo de compromissos que abreviam sua liberdade e os pais planejam para seus filhos um “futuro brilhante”. Este, em sua grande maioria, abarca uma formação superior, e como conseqüente, um bom emprego. Deixando em último plano uma construção familiar.
Dessa forma, a ocorrência de uma gravidez na adolescência, fato hoje considerado como precoce, vem desorganizar as projeções futuras tanto do jovem, como da família; O que faz com que a gravidez nesta faixa etária seja vista, na grande maioria das vezes como indesejada. No entanto, a ausência de vontade de engravidar pelas adolescentes, se mostra como um dado nem sempre homogêneo, já que, para alguns pode significar uma transição positiva de status dentro da família, potencializando, assim, novos rumos no que se refere a aquisição de uma identidade adulta17 .
É importante ressaltar que, as conseqüências relativas à gravidez na adolescência se intensificam a medida que a situação sócio-econômica das mães adolescentes se agravam20. O que se nota é que a notícia de uma gravidez produz reações diferentes nas jovens e em suas famílias. As preocupações iniciais das grávidas adolescentes de classe média espalham-se por uma grande diversidade de aspectos, perpassando a questão escolar, a concretização dos futuros projetos profissionais, preocupações com as interferências da gravidez na manutenção de atividades de lazer associadas à adolescência; sentimentos relacionados à suposição de interferência da gravidez no relacionamento e nas atividades com amigos; percepção da gestação como fator de aumento da dependência em relação aos pais, entre outras. Enquanto que, as de baixa renda enfatizam, unanimemente, as questões financeiras, ou seja, a forma de mantimento dela e do bebê, ou outras, vinculados a esse mesmo assunto.
Sendo assim, ao falarmos em gravidez na adolescência é interessante considerar os contextos culturais, econômicos, familiares e até de jovens com diferentes idades, com diferentes condições de saúde e de desenvolvimento corporal. Bem como, diferentes modalidades ou estágios de inserção escolar ou profissional; além de outras variáveis que podem ser ou não facilitadoras do lidar com a gravidez e com o filho.
De forma geral, entre as inúmeras conseqüências sociais e psicológicas temos: (a) interrupção temporária ou definitiva da escolarização e, como conseqüência, da formação profissional o que acarretará dificuldades de inserção no mercado de trabalho, perpetuando a tendência à pobreza nas classes menos favorecidas, já que compromete o sustento familiar. Além disso, verificou-se também o abandono do trabalho quando a gestante já estava empregada, bem como, a gravidez precoce pode agravar as condições desfavoráveis de vida, expondo a mulher a um número maior de gravidezes e de abortamentos, separações conjugais, consumo de cigarro e drogas ilícitas; (b) impossibilidade de completar a função da adolescência tendo que antecipar escolhas e abreviar experiências, já que é notório que a chegada de um filho na vida de qualquer jovem determinará um conjunto de atividades e preocupações das quais é impossível esquivar-se, causando, assim, um conseqüente impacto na vida da jovem mãe e mudando de forma significativa sua rotina, sendo o bebê prioridade superior a qualquer outra atividade. Dessa forma, as atividades prazerosas inerentes a adolescência caem para segundo plano, bem como, na maioria dos casos, há a antecipação da vivência de uma vida conjugal, o que acarreta uma série de responsabilidades; (c) enfretamento de preconceitos em várias instâncias sociais, considerando que, nesta fase, a sociedade constrói outras expectativas para os adolescentes que diferem da maternidade ou paternidade; (d) despreparo para lidar com o desenvolvimento do filho; (e) baixa estima, conseqüentemente, oriundas de mudanças corporais, preconceitos sociais e familiares, somando-se também, em alguns casos, o abandono do companheiro; (f) constrangimento com a gravidez o que está relacionado, na maioria das vezes, as respostas sociais e familiar; (g) dependência financeira absoluta da família ou do pai da criança 3, 11, 18, 20-22.
Das cinco entrevistadas que abordamos nos deparamos com relatos surpreendentes que confirmam os achados da literatura:
- S.M.R. que engravidou com 17 anos, atualmente com 28 anos, até o momento não concluiu seus estudos e encontra-se na terceira gestação. Também não convive maritalmente com o pai do seu primeiro filho.
“Mudou muito. Parei de estudar para poder cuidar da minha filha. Não tive coragem de deixar o bebê nas mãos de qualquer pessoa. Deixei de lado meus planos de entrar na universidade para poder arrumar um bom emprego e assim poder dar o melhor pra minha filha... Para mim não se pode largar seu bebê para está fazendo outras coisas. Só voltei a estudar depois de um ano.”
- C. F.G engravidou com 15 anos e hoje se encontra com 34 anos. Após um bom tempo sem estudar ingressou a pouco em um curso superior. Teve dois filhos e não convive maritalmente com o pai do primeiro.
“Eu sofri muito preconceito, minhas amigas me abandonaram, as que eram amigas mesmo me deram apoio, outras que não eram realmente desapareceram... no colégio sofri também... na vizinhança... na sociedade.”; “Amiga chega e diz: Ei, vamos ali (...) não dá; vamos ao cinema(...) não dá. Vamos não sei pra onde? Não dá. Você abre mão de tudo(...), do lazer, não tem como. Muitas, quando acontece isso pega a criança joga na mão de uma mãe, uma tia, daí ela vai ter a vida dela. No meu caso o pai dela foi morar comigo na casa de meu pai.”
- A.D.L. no momento da entrevista encontra-se com 19 anos e com dois filhos, não estuda, não trabalha e não se encontra casada, nem desfruta de relacionamento estável com os pais das crianças. “Moro com meus pais...continuo morando com eles...não estou estudando...elas (as crianças) não me deixam fazer nada...nem trabalhar...”.
4. Atuação da psicologia da saúde no fenômeno da gravidez adolescente

Antes de adentrar nas propostas de intervenção, faz-se oportuno destacar, de uma maneira geral, algumas controvérsias que ocorrem nos discursos acerca da gravidez adolescente. Para que, dessa forma, seja possível a concatenação dessas idéias com um verdadeiro posicionamento do psicólogo da saúde e dos demais profissionais da área, na possibilidade de perceberem o fenômeno para além de uma questão de saúde pública, numa visão epidêmica e puramente biológica. Levando-os a considerar os fatores sócio-demográficos e psicossociais de uma determinada população em termos de relativização das vivências das adolescentes.
A gravidez adolescente, primeiramente, necessita ser compreendida dentro dos valores sociais que variam conforme o contexto histórico e cultural ao qual se inserem as jovens mães, como já veio sendo explicitado e questionado ao longo desse estudo. Isso significa que ao levar em consideração as diversas crenças e expectativas construídas por respectivas populações, a exemplo, das classes médias e das classes populares, poderão ser confrontados os variados posicionamentos acerca do fenômeno, mas que infelizmente e em contrapartida, na contemporaneidade, acabam sendo estigmatizados por hierarquia não só de classe, mas também, de gênero e idade4, 18 .
Nesse sentido, os profissionais precisam romper com os estereótipos criados em torno das repercussões da gravidez adolescente, desconstruindo a idéia de “gravidez precoce”, que se tornou uma expressão que não leva em consideração o contexto e a subjetividade, bem como, o olhar limitante que versa apenas sobre o voltar-se para uma “problemática” vista como exclusiva para as classes sociais mais baixas (por fatores de vulnerabilidade, como pobreza e falta de escolarização).
Tais relativizações de pensamentos precisam ser realizadas, uma vez que, a gravidez adolescente pode ser desejada e aceita, e vem atingindo as camadas sociais mais altas por questões ainda pouco investigadas. Portanto, a intervenção deve vir não no sentido de acomodação frente ao inevitável, de ações hierarquizadas e unilaterais (não seguimento do modelo multidisciplinar) ou detrimento de casos que não envolvem problemas sociais e de saúde alarmantes, mas pelo contrário, é preciso que se ponham em xeque todas as diversidades para um trabalho que ao mesmo tempo respeite e valorize as necessidades do ser humano e saiba equalizar esses fatores com o bem-estar equilibrado do seu físico, social e psicológico que refletem, conseqüentemente, na sociedade.
As propostas de intervenção do psicólogo da saúde e dos demais profissionais da área articulam-se nesse estudo a partir dos construtos já trazidos por outros que aqui nos serviram de base, principalmente aqueles que almejaram trazer contribuições a luz de atuações junto ao sujeito considerado como um ser biopsicossocial.
Falar em sujeito biopsicossocial significa entender sua saúde e, notadamente da mãe adolescente, dentro da contemporânea definição já orientada pela Organização Mundial de Saúde (OMS): como sendo um estado de bem-estar físico, mental e social e não apenas um estado de ausência de doença, podendo, conseqüentemente, ser avaliada como um total denominado qualidade de vida.
Não se limitando aos aportes teóricos acerca da temática, realizou-se um esforço de articulá-los com as experiências vivenciadas junto às mães (já que algumas não se encontram tão jovens assim) entrevistadas, na comunidade Jardim Planalto em Parnamirim/RN, como já veio sendo explicitado, no intuito de verificar os impactos sociais e emocionais desse contexto no decorrer do fenômeno da gravidez na adolescência, entendida aqui como uma transição prematura de papéis e que atinge diferentemente as jovens, justamente devido aos fatores citados anteriormente4. Nessa articulação, a atuação profissional decorre de procedimentos que visa conhecer, dinamizar e intervir na qualidade de vida das jovens mães, ou seja, promover saúde em seu aspecto mais global.
Cabe destacar que o trabalho dos profissionais da saúde não ocorre de forma pontual ou de responsabilização individual, muito pelo contrário, a promoção de saúde depende da interação de diversas camadas da sociedade, trabalhando em prol de uma questão que precisa ser conhecida por todos os envolvidos, nos quais cada um com suas atribuições se articulam em busca de uma mesma solução. Como nos informa Wilton23 a promoção de saúde refere-se a “uma combinação de estratégias: ações do Estado (políticas públicas), da comunidade (reforço da ação comunitária), de indivíduos (desenvolvimento de habilidades e potencialidades pessoais), do sistema de saúde (reformulação do sistema de saúde) e de parcerias intersetoriais”.
Versa, por essa visão, o trabalho multidisciplinar e multiplicador no fenômeno da gravidez adolescente, uma vez que, o psicólogo, os demais profissionais da saúde e as diversas parcerias devem capacitar a própria comunidade para ser agente de transformação da realidade, no sentido dela mesma controlar e melhorar sua qualidade de vida 23.
Ao pensar em intervenções multidisciplinares junto às adolescentes, no sentido de se a trabalhar em contato com elas e com a sua realidade, abre-se espaço, para se discutir importância de possibilitar trabalhos de formação de canais e de redes de apoio as adolescentes, com o objetivo de propiciar impactos positivos em suas vidas, na do bebê, na da família e na de seus parceiros4 .
Carniel, Zanolli, Almeida & Morcillo11 vem nos falar exatamente neste sentido, já que defendem, não só na simples organização de equipes multidisciplinares e multiplicadoras, mas principalmente, chama atenção para a necessidade de capacitar e motivar os profissionais de saúde em acolher e acompanhar essas adolescentes, bem como, em abrir portas para ações governamentais e não-governamentais de educação e promoção social.
A gravidez adolescente é considerada uma questão de saúde pública, por efetuar implicações não só de ordem individual (para a própria mãe), mas, principalmente, por evocar complicações de maiores dimensões, como em variados setores da comunidade e da sociedade (responsabilização coletiva). Ao se falar de responsabilização coletiva, estão envolvidos diversos fatores que requerem o envolvimento de vários fatores e agravantes, já discutidos ao longo do estudo, na qual requer o envolvimento de distintas naturezas de intervenções em consonância com a sua multiplicidade de implicações.
Por esse caminho, adentra-se na possibilidade e, dentro do contexto brasileiro, na necessidade do envolvimento da gravidez adolescente nas políticas públicas. Há estudos que já vem levantando a necessidade de elaboração concreta de políticas públicas dessa questão não só na área da saúde, mas inclusive na educação.
Nota-se o quanto é fundamental a implantação “destas políticas”, na quais devem permear as multidimensões do fenômeno apresentado e das necessidades dessa clientela, desde a preparação escolar dessas jovens, até a capacitação dos serviços e dos profissionais de saúde para que passem a se comprometer mais e facilitar o acesso às informações (desde aquelas relativas ao planejamento familiar, perpassando pelas relacionadas à saúde sexual chegando, até mesmo, ao respeito dos direitos reprodutivos24
Estudos realizados em nível de comparação das puérperas jovens e adultas mostram que, a maioria dos problemas de natureza gestacional e durante o desenvolvimento da criança decorrem da exposição da mãe adolescente a fatores desfavoráveis, de cunho comportamental e de variáveis sociais e não, exclusivamente, da prematuridade do seu aparato biológico, embora tais dados permaneçam um tanto controversos 6.
Nessa situação, a intervenção profissional, pré e pós-natal, precisa ser realizada de maneira sistemática, envolvendo o conhecimento de aspectos sociais, educacionais e psicológicos do binômio mãe/bebê. Para isso, As privações podem ser trabalhadas por meio da interação da mãe/bebê/parceiro/família, dos esclarecimentos às jovens a cerca das mudanças naturais ocorridas em seu corpo, em seu convívio social, ou seja, dentro do seu universo vivenciado, de maneira a superar os possíveis impactos negativos, bem como, aumentar as perspectivas futuras.
Mais especificadamente, o psicólogo ao atuar na promoção de uma maior integração familiar, ou seja, ao ajudar os componentes da família a se perceberem ativos na situação por meio da escuta e do acolhimento, deve, primordialmente, considerar os seus valores, as suas crenças e a sua pluralidade de representações acerca do fenômeno ³.
Se faz mister, ainda, a prática de educação sexual, por exemplo, nas instituições escolares, partindo do pressuposto que as adolescentes grávidas não são crianças, de maneira a romper com o pensamento moralista e ultrapassada diante de nossa realidade, de que a plenitude sexual só é alcançada na idade adulta para a conseqüente prática de não coibição da sexualidade, mas sim de reflexões críticas e éticas acerca da temática4.
Por esse mesmo caminho, a idéia de humanização nas práticas de saúde precisa está permeada por uma reflexão crítica, uma vez que versa pela atuação que atende as necessidades particulares e contextuais dos pacientes, não se restringindo aos aportes teóricos isolados sobre a problematização.
Conclusão
Diante das evidências trazidas por esse estudo, no que se refere a análise bibliográfica confrontado com os relatos do grupo de mães visitado na comunidade de baixa renda, podemos observar que a inserção da jovem mãe num contexto de vulnerabilidade sócio-econômica e emocional estando atrelada à imaturidade fisiológica, inerente a tal fase do desenvolvimento, são fatores que podem desencadear numa gravidez com riscos para a saúde da mãe e do bebê. Não obstante, a ocorrência da gestação durante a adolescência pode trazer ou agravar uma situação de carência sócio-econômica.
Portanto, a gravidez na adolescência, já considerada um problema de saúde pública, deve ser trabalhada por uma equipe de saúde multidisciplinar que a considere tal como ela é: um fenômeno com múltiplos aspectos e implicações.
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